EL TAROT su historia y su origen
El Tarot, un sistema de cartas, lleno de simbolismo y misterio, ha fascinado a personas durante siglos. El Tarot tiene un origen complejo, que mezcla aspectos históricos, culturales y místicos. Aunque, hoy en día, es comúnmente utilizado para la orientación divinatoria y como análisis espiritual y evolutivo, sus raíces quedan profundamente arraigadas en la tradición hermética e iniciática de Europa.
Origen histórico
Hablemos del Tarot, su historia y origen. El Tarot apareció por primera vez en Europa, durante el Siglo XIV o XV. Aunque su origen exacto es incierto, se cree que las cartas se desarrollaron en Italia, como un juego de naipes llamado “Tarocchi”. Este juego, similar al bridge, se practicaba por entretenimiento, entre las clases nobles y presentaba imágenes elaboradas, diseñadas por conocidos artistas de la época.
Antes del nombre “Tarocchi”, inicialmente el Tarot se llamó “Trionfi” (Triunfos). Se cree que este nombre derivaba del Poema “Los Triunfos” de Francesco Petrarca. En este Poema, el Petrarca contaba seis alegorías, muy identificables con algunas de las figuras de los Arcanos Mayores:
Triunfo del Amor = El Amante/Los Amantes, Triunfo de la Castidad = Templanza, Triunfo de Muerte = Arcanos sin nombre/Muerte, Triunfo de la fama = Juicio, Triunfo del tiempo = El Ermitaño, Triunfo de la Eternidad = El Mundo
El nombre “Trionfi” también se le relacionaba a las carrozas triunfales, que acompañaban los desfiles de carnaval en la Edad Media.
Fue solo en el Siglo XVI cuando apareció por primera vez el término “Tarot”, en paralelo al más conocido “Trionfi”.
Apareció en la corte de Ferrara en diciembre de 1505; también, en un texto impreso, se encuentra en el “Gioco della Primiera” del poeta Francesco Berni en 1526 y a finales del Siglo XVI había suplantado a los “Trionfi”. El origen del término “Tarocco” se desconoce, aunque se han planteado algunas conjeturas, entre ellas, que podría derivar del proceso de decoración de las cartas, o del nombre del “Rio Taro”, afluente del “Rio Po”, en el Norte de Italia.
Antoine Court de Gébelin creía que el termino derivaba del egipcio “Ta-Rosh”, Samuel Liddell MacGregor Mathers , del egipcio “Taru”, para Gérard Encausse de “Tora”, es decir “Rota”.
Antoine Court de Gebelin, lingüista francés, estudioso del Tarot, afirmaba que la baraja, antes de llegar a Italia, nació en el Antiguo Egipto, siendo el Dios Thot el creador de la baraja. Sin embargo, algunos eruditos creen que el origen del Tarot empezó entre las tropas de Mamelucos presentes en Egipto, en el periodo del “Sultanato Mameluco de Egipto”, que duró desde la caída de la dinastía Ayubí en el Siglo XIII, hasta la conquista de Egipto, por mano Otomana en 1517. Los naipes entonces pasaron de Egipto a Italia y a continuación, a Francia.
El Tarot original constaba de 78 cartas divididas en dos grupos principales: los Arcanos Mayores y los Arcanos Menores. Los Arcanos Mayores, con 22 cartas, del 1 al 21, además del 0, representan arquetipos universales y conceptos abstractos como la Muerte, el Sol o el Loco. Por otro lado, los Arcanos Menores, que constan de 56 cartas, están divididos en cuatro palos (copas, bastos, espadas y oros), similares a los naipes modernos.
Algunos historiadores, consideran que los Arcanos Mayores, inicialmente, representaban temas relacionados con la religión cristiana y su Iglesia.
¿Conoces los tarots clásicos?
Tarot más antiguos
Los Tarot más antiguos, que han sobrevivido a la historia y apreciables en ámbito museal, son los siguientes (Hay a la venta unas barajas de alta calidad, en nuestra web “ARCANO LUNA”):
Tarot Visconti-Sforza
Baraja de los Duque de Milán, de mediados del siglo XV, en tres versiones:
El “Visconti di Modrone”
El “Brera-Brambilla”
El “Pierpont-Morgan Bergamo”
Estos originales son pintados sobre láminas de cartón superpuestas, prensadas por un molde, con figuras ejecutadas en oro, plata y policromía, con un uso extensivo del azul.
Tarot de Sola Busca
Baraja presente en la “Pinacoteca di Brera” de Milán, su nombre deriva de los anteriores propietarios, la Marquesa Busca y el Conde Sola. Es la baraja completa más antigua del mundo, se compone por 78 cartas, de los cuales 22 “Trionfi” y 56 cartas de los cuatro palos tradicionales italianos, impresas en papel de grabado a buril, luego iluminadas con témpera y colores dorados. Se ha atribuido al pintor Nicola di Maestro Antonio.
Tarot del Mantegna
Dos series de 50 grabados que datan del Siglo XV, llamadas la serie “E” y la serie “S”. Pintadas por artistas de la escuela de Ferrara, que permanecieron en el anonimato. Representan temas divididos en cinco grupos (Las condiciones del hombre, Apolo y las musas, las artes liberales, los principios cósmicos y las virtudes cristianas). No parecen realmente una baraja de Tarot, faltan las cartas del palo y los temas, pero las iconográficas son aquellas del Tarot tradicional. Se desconoce el uso al que se destinó la baraja, parecería haber sido una obra didáctica.
Tarot de Marsella
Estilo de cartas del mismo palo italiano, probablemente del Siglo XVIII. Llegó a Francia de la región itálica Lombardía. Una de las barajas más conocidas del Tarot de Marsella, fue grabada en madera por el francés Claude Burdel en 1751. Había marcado el “Carro” con sus iniciales, mientras que su firma completa aparece en el “2 de monedas”. La baraja fue correctamente reelaborada por el francés Grimaud y reimpresa en el Siglo XIX.
Tarot de Besançon
La ciudad de Besançon tampoco puede afirmar la paternidad de sus cartas, como ocurre con las de Marsella. El parisino Pierre Lachapelle podría haber editado la más antigua baraja en Estrasburgo, hacia el año 1715. Ese mismo año, François Isnard llegó a Estrasburgo, procedente de la Provenza y también prestó su trabajo como tallador, para la impresión de matrices del Tarot y los naipes.
Las “Minchiate”
Aparecieron en Florencia entre finales del Siglo XV y principios del XVI, compuestas por 97 cartas, además del “Loco” y las 56 cartas de los palos tradicionales; se añaden también 40 “Triunfos”. Las “Minchiate” se llamaban así, con probable referencia al miembro viril y para indicar, en consecuencia, que este juego no era un asunto serio.
Las “Minchiate”, coinciden con el Tarot en su palo y en sus 40 triunfos, excepto por la “Suma sacerdotisa”, la “Prudencia” y las “Tres virtudes teologales”, los “Cuatro elementos” y los “Doce signos zodiacales”, incluidos en esta baraja.
Il “Tarocchino” de Bolonia
Entre 1663 y 1669, un imaginativo y versátil artista boloñés, Giuseppe Maria Mitelli, grabó una baraja de “Tarocchini” dedicada a Próspero Bentivoglio. Las cartas se recogían en hojas sin cortar, que luego tenían que ser cortadas y pegadas por el jugador.
El “Tarocchino” boloñés fue una de las primeras barajas que dividió la misma en dos mitades diferentes.
El Tarot de Piamonte
El documento piamontés más antiguo es el “Discurso sobre el orden de las figuras del Tarot”, escrito por Francesco Piscina da Carmagnola y publicado en 1565, en Monte Regale (Hoy Mondovì). Alrededor de 1830, la familia Vergnano comenzó una nueva producción de los “Tarocchi Piemontesi”, llamada “Tarot Piamontés”, similar al “Tarot de Marsella”.
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Evolución esotérica
Parece que hasta el Siglo XVIII el Tarot no comenzó comúnmente a asociarse con la adivinación y el ocultismo. Este cambio se debe siempre, en gran parte, al ocultista francés Antoine Court de Gébelin, quien publicó un análisis sobre el Tarot, en su obra literaria “Le Monde Primitif”. Aunque esta teoría carece de fundamento histórico, influyó profundamente en la percepción esotérica del Tarot.
Más adelante, figuras como Eliphas Lévi, que indicó la origen del Tarot en la Cábala hebraica; Oswald Wirth, que describió cada Arcano Mayor, atreves de símbolos arquetipos e iniciáticos, caracterizados por colores, figuras, objetos y significados ocultos; Arthur Edward Waite, que trabajó junto a la artista Pamela Colman Smith, para crear la baraja Rider-Waite-Smith, publicada en 1909, una de las más populares y utilizadas en la actualidad, asentaron la percepción común, que el Tarot era principalmente un medio de adivinación y evolución espiritual.
Uso contemporáneo
Hoy en día, el Tarot se emplea principalmente en dos contextos: la adivinación y el autoconocimiento. En la adivinación, las cartas son interpretadas para responder preguntas específicas sobre el amor, el trabajo o la vida en general. Sin embargo, muchas personas ven el Tarot más como una herramienta psicológica que como una forma de predecir el futuro. Al explorar los símbolos y su relación con las circunstancias personales, el Tarot puede proporcionar una nueva perspectiva sobre los desafíos y oportunidades.
Además, el Tarot ha ganado un lugar en disciplinas modernas como la psicología; Carl Jung, el renombrado psicólogo suizo, reconoció el valor de los arquetipos presentes en las cartas del Tarot, como representaciones del inconsciente colectivo. Este enfoque ha permitido que el Tarot sea utilizado como una herramienta de introspección y desarrollo personal, lejos de su reputación exclusivamente mística.
Críticas y controversias
A pesar de su popularidad, el Tarot no está exento de críticas. Muchas personas lo ven como una superstición o un engaño. Por otro lado, su naturaleza simbólica y abierta a la interpretación, ha llevado a debates sobre su fiabilidad y eficacia. Sin embargo, sus defensores argumentan que el Tarot no pretende ofrecer respuestas absolutas, sino servir como un espejo, para reflexionar sobre la vida y las emociones.
La verdad es que el Tarot es un medio de ayuda al consultante, para potenciar sus capacidades de interpretación adivinatoria y/o analítica, esto manifiesta que la base de todo es siempre el ser humano, con sus capacidades y limitaciones; por lo cual, un Tarot, en mano a una persona con el “Don”, será verdaderamente útil, para aclarar las dudas que nos intrigan, mientras, un Tarot, en mano a un liante o un aficionado sin experiencia, será el quebradero de cabeza de quien quiere resolver su vida, atreves de este instrumento.
Conclusión sobre el tarot, su historia y origen
El Tarot, con su rica historia y su capacidad para adaptarse a diferentes contextos, sigue siendo una herramienta poderosa en el mundo moderno. Desde su origen como un juego de cartas, hasta su transformación en un recurso para la espiritualidad y el autoconocimiento, el Tarot continúa intrigando a quienes buscan respuestas más profundas sobre sí mismos y el universo. Su verdadero poder radica en su capacidad para conectar lo simbólico con lo personal, abriendo caminos hacia la reflexión y la introspección.
Stefano Andreini